domingo, 22 de abril de 2007

El espacio exterior de "The Fountain"

the fountain

The Fountain, del para mi ya definitivamente uno de los mejores directores de la historia, Darren Aronofsky, es de esas películas que dejan un muy buen sabor de boca, que vas degustando no sólo durante la proyección sino durante mucho más tiempo... La he visto el viernes pasado y todavía sigo rememorando escenas y escuchando una y otra vez Death is the road to awe, del no menos genial Clint Mansell, visualizando en mi mente las emocionantes imágenes finales que la acompañan. Y es que a medida que pasa el tiempo me gusta más esta película. No creo que tarde mucho un segundo visionado, algo no muy habitual en mi últimamente, para volver a recrearme en la historia de Tom (un impresionante Hugh Jackman) a lo largo de una búsqueda incesante que lo lleva a través del tiempo y el espacio.

Y es precisamente eso, la recreación del espacio exterior, una de las cosas que más me impresionaron. Y es que cuando escasean los recursos surgen las soluciones más ingeniosas. Desde que empezó el proyecto la película estaba destinada a ser una gran superproducción, con Brad Pitt y Cate Blanchett como pareja protagonista, con unos efectos especiales generados por ordenador característicos de la factoría Hollywoodiense. Menos mal que todo se fue al garete, porque da miedo pensar cómo habría quedado el resultado final. Finalmente, con mucho menos presupuesto del pensado inicialmente, Aronofsky pudo acabar la película.

chris parksEl caso es que para abaratar los costes decidieron renunciar a los efectos digitales y empezaron a pensar en una solución más económica. Aronofsky quería crear algo que no quedase anticuado, algo así como 2001: Odisea del Espacio (de 1968!), que aún hoy podría competir con cualquier película de ciencia ficción en cuanto a efectos especiales se refiere. Y dió con una magnífica solución (aunque habrá que ver cómo se ve dentro de 30 años...) recurriendo, por medio de la empresa Image Quest 3-D, a dos fotógrafos/científicos: el ganador de un Oscar Peter Parks y su hijo Chris Parks, especializados ambos en fotografiar lo invisible.

Chris Parks se dedica a crear obras de arte filmando las reacciones que ocurren en un medio líquido al mezclar diferentes ingredientes. Es un arduo trabajo, ya que todo tiene que estar controlado: la luz, la temperatura, corrientes de aire o partículas de polvo que puedan interferir... Algunas reacciones tardan más de un día en dar alguna imagen que valga la pena, otras tan sólo duran unos segundos, y unas pocas son fruto del azar que nunca más podrán volver a recrearse. Los resultados son espectaculares, de hecho, fueron una de las razones por las que la Warner Bros dió el visto bueno al guión reescrito de Aronofsky. Lo mejor es que disfruten de las imágenes viendo la película, aunque si quieren ver unos cuantos ejemplos, pueden hacerlo aqui o descargándose unos screensavers.